Y lo digo porque, a veces uno se sumerge en la vida y no expresas nada de lo que sientes, y en estos días parece que tengo mucho que decir. Y es que nadie sabe lo que es vivir día a día, viendo que tu hijo es y tiene TODO lo que NO querías para él antes de que naciera, cuando lo estaba planeando. Y me desespera y me frustra esta incapacidad momentánea por falta de recursos, por falta de trabajo. Estar literal, haciéndole de lo que sea, para sacar un poco de dinero y por lo menos cubrir un par de cosas que pueda necesitar mi hijo.
Hay días como hoy en los que recuerdo lo que era llorar en el baño, arrepintiéndome de cada una de las tonterías que hice por tener un poco de amor, por tener una pareja, mi sueño de toda la vida. Y hoy mi pesadilla es que no soy ni padre ni madre, pues a mi hijo desde pequeño lo dejaba en la guardería, ahora el kínder desde temprano, e ir en la tarde por él, y ya son 5 años así, recuerdo que la primera vez que lo dejé, lloré más yo que él, claro, tenía casi tres meses de edad. Pero no le puedo dar lo que él necesita.
En breve mi vida es un infierno. Y ya estoy harta. Algo tengo que hacer y no tengo idea de cómo hacerlo. Sólo espero que Dios me ayude mucho para salir de este bache.
Hace poco me dijeron que me bajara de mi castillo, que no era una princesa, que mi vida era un sueño y que ser infiel, lo que hizo el papá de mi hijo es lo mejor del mundo, -como me decía la mamá de él, ay hija, no aguantaste nada- y es lo que todos hacen en el mundo real. Si es de aguantar, no, desde luego que no. Todavía conservo un poco de dignidad. Y puedo comprender en un momento dado la infidelidad, lo que no comprendo es el ser cabrón. Hay mucha diferencia. Además infiel o no, era un hecho que lo del papá de mi hijo no iba a durar mucho, y eso me sigue pesando. ¿Pues en qué estaba pensando, porqué decidí ignorar todas las señales?
Y en mi mundo real, nadie me preguntó, ni sabe la pesadilla que es preguntarte si eres tan mala amante y mala mujer, no para que te fuera infiel, sino para que mereciera ver en mi casa y en mi cama a otra mujer; eso vale para pasar noches enteras diciéndote... cualquier mujer es mejor que tu.
Nadie sabe la pesadilla de haber subido 45 kilos, porque lo que quieres es que ni un hombre se te acerque. Nadie sabe lo que me corroe ahora no tener trabajo, y que a mi hijo le falte ropa, zapatos, que mi madre le pague la escuela y estar soportando tanta violencia en mi casa por comida. Que mi madre me diga que ningún hombre quiere estar conmigo porque soy lo peor del mundo y que estoy loca y que por eso me cambiaron por otra. Bendita familia, creo que con personas extrañas no me va tan mal como en familia.
Y hablando de mi castillo y de ser princesa, no lo soy, nada más alejado de la realidad, empezando porque mi familia no es de dinero y si alguna vez estuve cerca de ser princesa, me dejaron en el suelo, con el alma hecha jirones, y en ese mundo real en el que renuncié a mis mejores sueños por alguien que no renunció a nada por mí, no pudo ser más real, igual si fuera de familia de dinero, entonces sí, sobrarían los pretendientes, corriendo atrás de la fortuna que respalda entonces el buen nombre social. A mí por eso no me importa el dinero, me fijo más en la educación de la gente, la clase, esa se adquiere en buenas familias y el dinero al final de cuentas va y viene.
Y no me arrepiento nunca de haber tenido a mi hijo, sin embargo, pudo ser muy diferente, quizá nunca lo sabré, ciertamente todo pasa por algo y no pasa también, y cuando comprenda el por qué de todo esto, quizá todo tenga un significado mejor, pero ahora no lo tiene; posiblemente sería en este momento Maestra en Cultura Visual por la Universidad de Westminster, hubiera hecho mis prácticas en la Tate Modern de Londres y en este justo momento estaría haciendo o peleando por ser admitida en el Doctorado en Historia del Arte en la Sorbone de París... quizá ahora no lo pueda hacer nunca, y será un buen sueño al que renuncié por querer tener una familia, sueño que también parece imposible ahora.
Me dicen que, para obtener algo hay que luchar por ello… quizá es mi momento más pesimista del año, pero, ya me cansé de luchar.