Las cosas y la vida no estan como para andar como Baloo -el osote del libro de la selva, ajá-, ni para andar dejando el bofe por conseguir un peso, pues no puedes perder la salud para conseguir un kilo de tortillas, no es un lujo que nos podamos dar. La situación está difícil, hoy... ni yo me la creo, haciendo de todo por conseguir que mi hijo tenga, no todo, como alguna vez soñé, sino lo mínimo indispensable. No creo haber fracasado, algo debo de estar aprendiendo, el chiste es... saber qué es lo que estoy aprendiendo. Creo que eso es lo que a veces me desespera y mi único refugio es mi fé.
Creo en el equilibrio, en la superación, en el ying y el yang, en la eterna lucha por conquistarlo todo como el águila y la serpiente de nuestro lábaro patrio -¡ya lo viste, ya te diste cuenta de la profundidad filosófica de nuestro México?-. Pero también hay veces que debes caer, solamente para aprender a levantarte, apesar del miedo, de la frustración, de perder todas tus batallas y verte abajo de todos y de todo, con lodo, en la oscuridad y aún asi, tener la fuerza y resistencia para ver hacia arriba y jalarte a la superficie y de ahí, sacudir las alas y poder volar.
No soy fuerte... ni quiero serlo, aunque fortaleza, paciencia, amor y fe, es lo que descubrí en mí.
Y hoy que se que mis ángeles han estado aqui, seres en los que creo nos cuidan, pero tambien nos dan lecciones, de verdad le pido a Dios, sea cual sea su nombre, orígen, destino, puerto de partida, fecha de creación y demás particularidades en las que sólo nosotros, los seres humanos podemos fijarnos; que los bendiga, bendiga sus trabajos, su hogar, su familia, su matrimonio y el corazón de todos y cada una de las personas cercanas a ustedes
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