Hay una frase que me gusta de Paulo Cohelo y sucede que la acabo de comprender, la acabo de vivir, no la recuerdo a pie juntillas pero dice algo asi, "ni toda la determinación ni la buena voluntad del mundo pueden detener al amor de cambiar las reglas en cualquier minuto".
¿Qué me paso? ¿Qué me cambió?
Sí, lo siento, es fuerte. Lo se porque, muchas veces un hombre o una mujer puede hacernos perder la cabeza y como seres humanos podemos hacer tonterías, pero en otras sólo basta una gran persona para hacernos recordar en dónde está nuestro gran poder de vivir, ser, expresar, amar y entregar completamente toda nuestra vida a la realización plena y total que merecemos, por lo que llegamos a esta vida a vivir y mejorar.
En mi vida sucedió que un hombre me tocó, y me dijo lo mala que era para todo y tardó meses para hacerme polvo. Me convenció que era una pésima amante, una mujer insensible, que era fea, insegura y le creí, pensé que lo amaba, iba a ser el papá de mi hijo y me lo compré todo por el mismo precio. Y sí, fuí poco tolerante conmigo misma al verme al espejo y decirme que yo era culpable de todo lo que había sucedido, y no, nadie es culpable, sólo cada quien es responsable de la parte que nos toca, pero qué trabajo cuesta comprenderlo. En años también tuve la agresión de mi madre, sólo por ser madre, sólo por ser mujer. Huir de ella, sólo me trajo de vuelta a un lugar donde no puedo salir, cada vez que lo intento, algo sucede y me quedo como en un principio.
Sumado a todo lo anterior no ha existido nadie que me pueda tocar otra vez, ni el alma, ni el corazón. Parezco un fuerte infranqueable, indivisible, impenetrable, cerrada a escuchar opciones, a abrir mi mente y mi corazón, de verdad y totalmente. Entre batallas ideológicas, pruebas, teorías, tiré mi muro, rompí mi barrera, mi espacio limitado, mi zona de comfort. Dejé caer prejuicios, pienso en sensaciones; es como quedarte desnuda para aprender a sentir de nuevo.
¿Qué se necesitó para que eso sucediera? Amor. El amor universal, el que nos mueve, el que nos hace vivir, el que nos hace olvidar por un momento que en todo hay reglas, que nosotros dominamos todo a nuestra manera y que esas reglas, especialmente las que nos hemos impuesto. Esas mismas reglas que nos constriñen, nos limitan, nos castran, nos impiden cambiar y ser felices.
Mi cambio llegó cuando debía de ser, se siente, todo pasa en la hora y en el momento que necesitamos, no en el que queremos, reza el dicho, "Cuando el alumno esta listo, aparece el maestro" y yo por mi cuenta y voluntad hubiera tardado más tiempo para estar hoy, aquí y ahora, así, con este sentimiento, con esta sensación de libertad extraordinaria, de cadenas rotas; y reconozco que de no ser por ese gran espíritu, el que rige mi vida, el que me convierte en un gran ser humano y una persona maravillosa, voy segura, con mi amor, pasión, ternura y confianza que siempre ha estado aquí, que no se fue, no estaba escondida por que estaba conmigo y estará, acompañándome a redescubrir la vida.
La vida en mi vida.
¿Qué me paso? ¿Qué me cambió?
Sí, lo siento, es fuerte. Lo se porque, muchas veces un hombre o una mujer puede hacernos perder la cabeza y como seres humanos podemos hacer tonterías, pero en otras sólo basta una gran persona para hacernos recordar en dónde está nuestro gran poder de vivir, ser, expresar, amar y entregar completamente toda nuestra vida a la realización plena y total que merecemos, por lo que llegamos a esta vida a vivir y mejorar.
En mi vida sucedió que un hombre me tocó, y me dijo lo mala que era para todo y tardó meses para hacerme polvo. Me convenció que era una pésima amante, una mujer insensible, que era fea, insegura y le creí, pensé que lo amaba, iba a ser el papá de mi hijo y me lo compré todo por el mismo precio. Y sí, fuí poco tolerante conmigo misma al verme al espejo y decirme que yo era culpable de todo lo que había sucedido, y no, nadie es culpable, sólo cada quien es responsable de la parte que nos toca, pero qué trabajo cuesta comprenderlo. En años también tuve la agresión de mi madre, sólo por ser madre, sólo por ser mujer. Huir de ella, sólo me trajo de vuelta a un lugar donde no puedo salir, cada vez que lo intento, algo sucede y me quedo como en un principio.
Sumado a todo lo anterior no ha existido nadie que me pueda tocar otra vez, ni el alma, ni el corazón. Parezco un fuerte infranqueable, indivisible, impenetrable, cerrada a escuchar opciones, a abrir mi mente y mi corazón, de verdad y totalmente. Entre batallas ideológicas, pruebas, teorías, tiré mi muro, rompí mi barrera, mi espacio limitado, mi zona de comfort. Dejé caer prejuicios, pienso en sensaciones; es como quedarte desnuda para aprender a sentir de nuevo.
¿Qué se necesitó para que eso sucediera? Amor. El amor universal, el que nos mueve, el que nos hace vivir, el que nos hace olvidar por un momento que en todo hay reglas, que nosotros dominamos todo a nuestra manera y que esas reglas, especialmente las que nos hemos impuesto. Esas mismas reglas que nos constriñen, nos limitan, nos castran, nos impiden cambiar y ser felices.
Mi cambio llegó cuando debía de ser, se siente, todo pasa en la hora y en el momento que necesitamos, no en el que queremos, reza el dicho, "Cuando el alumno esta listo, aparece el maestro" y yo por mi cuenta y voluntad hubiera tardado más tiempo para estar hoy, aquí y ahora, así, con este sentimiento, con esta sensación de libertad extraordinaria, de cadenas rotas; y reconozco que de no ser por ese gran espíritu, el que rige mi vida, el que me convierte en un gran ser humano y una persona maravillosa, voy segura, con mi amor, pasión, ternura y confianza que siempre ha estado aquí, que no se fue, no estaba escondida por que estaba conmigo y estará, acompañándome a redescubrir la vida.
La vida en mi vida.
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