Hoy yo quiero simplemente decir y compartir con ustedes lo siguiente.
Honestamente en el mundo se necesitan líderes, no jefes. Y no por los títulos o nombre de un puesto, sino por que quienes están al frente tienen un compromiso que va más allá del nombre. Ser líder implica lograr que tu equipo crezca contigo, no que todo se derrumbe. Y me consta, lo he vivido, y cuando la autoridad, quien manda se contenta con ser un administrador (jefe), sin tomar la decisión de convertirse en líder, la empresa, la industria el despacho, la oficina, e país siempre estará en crisis.
Lo que necesitamos, en cualquier grupo, grande o pequeño, es tener al frente no a un oportunista arrogante, sino a un servidor sincero. Me ha tocado convivir con personas que impusieron como mi jefes, servidores públicos majaderos, faltistas, arrivistas, incumplidos, aviadores; una de ellas, amante de un subsecretario, hizo que me quitaran mi chamba y la recuerdo muy bien. Nunca fué mejor que yo, ni en trabajo, ni en actitud y menos en liderazgo. A este tipo de personas les debería de dar pena no sacar la casta y dar buenos ejemplos.
Muchos de ellos se conforman con ser jefes, en lugar de liderear una oportunidad mejor para todos, a ella la pusieron por ser "recomendada política" -el significado que pueda tener eso, se los dejo a su amplio criterio- yo en la institución, me gané el respeto, el cariño y el reconocimiento de las personas con las que trabajabé durante 7 años, 7 meses, y como todo lo que toca el gobierno, -al contrario del Rey Midas, en lugar de convertirlo todo en oro, lo hacen mierda!- ella en menos de un año puso por el suelo muchos proyectos.
Recuerdo que tuve muchos conflictos con ella, no me dejé y defendí mis principios. Es natural no aceptar a una persona que está muy lejos de la ética y el respeto que lo rigen a uno como servidor público, pero lamentablemente en este caso ella ganó.
Dicen que para poder ganar a veces uno tiene que perder, pero esa, es otra historia.
Por lo anterior y más razones les comparto las diferencias que existen entre el jefe y el líder, sean libres de pasarlo, circularlo y sobretodo adoptarlo:
***********************************
1. Para el jefe, la autoridad es un privilegio de mando; para el líder, un privilegio de servicio. El jefe ordena: "Aquí mando yo"; el líder dice: "Aquí sirvo yo"; el jefe empuja al grupo y el líder va al frente, comprometido con sus acciones.
2. El jefe existe por la autoridad; el líder, por la buena voluntad. El jefe cree que es suficiente una investidura de mando conferida desde fuera para conformar a su gusto el pequeño planeta sobre el que impera. El líder no necesita exhibir ante sus súbditos credenciales de legítima autoridad; su empeño generoso, su dinamismo mágico y su actitud de entrega son las mejores cartas con que los seguidores se enteran de que tienen una autoridad que no necesita imponerse por argumentos externos, sino por ejemplos entrañables. La autoridad del jefe impone; la autoridad del líder subyuga y enamora.
3. El jefe inspira miedo, se le teme, se le da la vuelta; se le sonríe de frente y se le critica de espaldas; tal vez se le odia en secreto. El líder inspira confianza, inyecta entusiasmo, envuelve a los demás en aires de espontánea simpatía, da poder a su gente; cuando él está presente fortalece al grupo. Si temes a tu superior, es que tu superior es un jefe; si lo amas, es un líder.
4. El jefe busca al culpable cuando hay un error. El que la hace, la paga. Sanciona, castiga, reprende, en apariencia pone las cosas en su lugar, cree haber arreglado el mundo con un grito y con una infracción, pero ha cortado la rama torcida. El líder jamás apaga la llama que aún tiembla, jamás corta el tallo que aún verdece; corrige, pero comprende; castiga, pero enseña; sabe esperar. Por eso no busca las fallas por el placer sádico de dejar caer el peso de la autoridad sobre el culpable, sino que arregla las fallas y de paso rehabilita al caído.
5. El jefe asigna los deberes, ordena a cada súbdito lo que tiene que hacer: "A ti te tocó esta parcela de la izquierda, a ti, ésta de la derecha; ahora a trabajar y cumplir cada cual con lo suyo, mientras contemplo desde mi sillón cómo ustedes se movilizan y... ¡ay del incumplido!" El líder da el ejemplo, trabaja con los demás, y como los demás, es congruente con su pensar, decir y hacer; su deber es el propio de todos, va al frente marcando el paso.
6. El jefe hace del trabajo una carga; el líder, un privilegio. Los que tienen un líder, pueden cansarse del trabajo, pero jamás se fastidian, porque el magnetismo del líder abre ventanas a los ideales que delatan la alegría de vivir, de trabajar.
7. El jefe sabe cómo se hacen las cosas; el líder enseña cómo deben hacerse. Uno se guarda el secreto del éxito; el otro lo enseña, capacita permanentemente para que su gente pueda hacer las cosas con autonomía y eficacia. Uno no se toma la molestia de señalar caminos; el otro vive poniendo flechas indicadoras para lograr el éxito.
8. El jefe maneja a la gente; el líder la prepara. El jefe masifica a las personas, las convierte en número y en fichas, deshumaniza súbdito por súbdito hasta quedarse con un rebaño sin rostro, ni iniciativa. El líder conoce a cada uno de sus colaboradores, los trata como personas, no los usa como cosas. Sabe que la comunidad no es una masa amorfa, ni una colección de individuos en serie, respeta la personalidad, se apoya en el hombre concreto, lo dinamiza y lo impulsa constantemente.
9. El jefe dice vaya, el líder dice vayamos; líder es aquel que promueve al grupo a través del trabajo en equipo, suscita una adhesión inteligente, reparte responsabilidades, forma a otros líderes, parte de los hechos y de la vida del grupo para llegar a los principios, consigue un compromiso real de todos los miembros, formula un plan de trabajo con objetivos claros y concretos, motiva permanentemente para que su gente quiera hacer las cosa, supervisa la tarea de todos y difunde siempre una mística, un ideal profundo, una esperanza viva, una alegría contagiosa.
10. El jefe llega a tiempo; el líder llega adelantado. Éste es el santo y seña del verdadero líder: "un pie adelante del grupo, una mirada más allá de los seguidores". El que ve más que los otros es un líder, el que profetiza y vaticina, el que inspira y señala con un brazo en alto, el que no se contenta con lo posible, sino con lo imposible. Hace de la gente ordinaria, gente extraordinaria; la compromete con una misión y la amalgama en la fe de realizar un sueño que le permita la trascendencia y la realización; le da significado a la vida de sus seguidores, un por qué vivir, es un arquitecto humano.
Honestamente en el mundo se necesitan líderes, no jefes. Y no por los títulos o nombre de un puesto, sino por que quienes están al frente tienen un compromiso que va más allá del nombre. Ser líder implica lograr que tu equipo crezca contigo, no que todo se derrumbe. Y me consta, lo he vivido, y cuando la autoridad, quien manda se contenta con ser un administrador (jefe), sin tomar la decisión de convertirse en líder, la empresa, la industria el despacho, la oficina, e país siempre estará en crisis.
Lo que necesitamos, en cualquier grupo, grande o pequeño, es tener al frente no a un oportunista arrogante, sino a un servidor sincero. Me ha tocado convivir con personas que impusieron como mi jefes, servidores públicos majaderos, faltistas, arrivistas, incumplidos, aviadores; una de ellas, amante de un subsecretario, hizo que me quitaran mi chamba y la recuerdo muy bien. Nunca fué mejor que yo, ni en trabajo, ni en actitud y menos en liderazgo. A este tipo de personas les debería de dar pena no sacar la casta y dar buenos ejemplos.
Muchos de ellos se conforman con ser jefes, en lugar de liderear una oportunidad mejor para todos, a ella la pusieron por ser "recomendada política" -el significado que pueda tener eso, se los dejo a su amplio criterio- yo en la institución, me gané el respeto, el cariño y el reconocimiento de las personas con las que trabajabé durante 7 años, 7 meses, y como todo lo que toca el gobierno, -al contrario del Rey Midas, en lugar de convertirlo todo en oro, lo hacen mierda!- ella en menos de un año puso por el suelo muchos proyectos.
Recuerdo que tuve muchos conflictos con ella, no me dejé y defendí mis principios. Es natural no aceptar a una persona que está muy lejos de la ética y el respeto que lo rigen a uno como servidor público, pero lamentablemente en este caso ella ganó.
Dicen que para poder ganar a veces uno tiene que perder, pero esa, es otra historia.
Por lo anterior y más razones les comparto las diferencias que existen entre el jefe y el líder, sean libres de pasarlo, circularlo y sobretodo adoptarlo:
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1. Para el jefe, la autoridad es un privilegio de mando; para el líder, un privilegio de servicio. El jefe ordena: "Aquí mando yo"; el líder dice: "Aquí sirvo yo"; el jefe empuja al grupo y el líder va al frente, comprometido con sus acciones.
2. El jefe existe por la autoridad; el líder, por la buena voluntad. El jefe cree que es suficiente una investidura de mando conferida desde fuera para conformar a su gusto el pequeño planeta sobre el que impera. El líder no necesita exhibir ante sus súbditos credenciales de legítima autoridad; su empeño generoso, su dinamismo mágico y su actitud de entrega son las mejores cartas con que los seguidores se enteran de que tienen una autoridad que no necesita imponerse por argumentos externos, sino por ejemplos entrañables. La autoridad del jefe impone; la autoridad del líder subyuga y enamora.
3. El jefe inspira miedo, se le teme, se le da la vuelta; se le sonríe de frente y se le critica de espaldas; tal vez se le odia en secreto. El líder inspira confianza, inyecta entusiasmo, envuelve a los demás en aires de espontánea simpatía, da poder a su gente; cuando él está presente fortalece al grupo. Si temes a tu superior, es que tu superior es un jefe; si lo amas, es un líder.
4. El jefe busca al culpable cuando hay un error. El que la hace, la paga. Sanciona, castiga, reprende, en apariencia pone las cosas en su lugar, cree haber arreglado el mundo con un grito y con una infracción, pero ha cortado la rama torcida. El líder jamás apaga la llama que aún tiembla, jamás corta el tallo que aún verdece; corrige, pero comprende; castiga, pero enseña; sabe esperar. Por eso no busca las fallas por el placer sádico de dejar caer el peso de la autoridad sobre el culpable, sino que arregla las fallas y de paso rehabilita al caído.
5. El jefe asigna los deberes, ordena a cada súbdito lo que tiene que hacer: "A ti te tocó esta parcela de la izquierda, a ti, ésta de la derecha; ahora a trabajar y cumplir cada cual con lo suyo, mientras contemplo desde mi sillón cómo ustedes se movilizan y... ¡ay del incumplido!" El líder da el ejemplo, trabaja con los demás, y como los demás, es congruente con su pensar, decir y hacer; su deber es el propio de todos, va al frente marcando el paso.
6. El jefe hace del trabajo una carga; el líder, un privilegio. Los que tienen un líder, pueden cansarse del trabajo, pero jamás se fastidian, porque el magnetismo del líder abre ventanas a los ideales que delatan la alegría de vivir, de trabajar.
7. El jefe sabe cómo se hacen las cosas; el líder enseña cómo deben hacerse. Uno se guarda el secreto del éxito; el otro lo enseña, capacita permanentemente para que su gente pueda hacer las cosas con autonomía y eficacia. Uno no se toma la molestia de señalar caminos; el otro vive poniendo flechas indicadoras para lograr el éxito.
8. El jefe maneja a la gente; el líder la prepara. El jefe masifica a las personas, las convierte en número y en fichas, deshumaniza súbdito por súbdito hasta quedarse con un rebaño sin rostro, ni iniciativa. El líder conoce a cada uno de sus colaboradores, los trata como personas, no los usa como cosas. Sabe que la comunidad no es una masa amorfa, ni una colección de individuos en serie, respeta la personalidad, se apoya en el hombre concreto, lo dinamiza y lo impulsa constantemente.
9. El jefe dice vaya, el líder dice vayamos; líder es aquel que promueve al grupo a través del trabajo en equipo, suscita una adhesión inteligente, reparte responsabilidades, forma a otros líderes, parte de los hechos y de la vida del grupo para llegar a los principios, consigue un compromiso real de todos los miembros, formula un plan de trabajo con objetivos claros y concretos, motiva permanentemente para que su gente quiera hacer las cosa, supervisa la tarea de todos y difunde siempre una mística, un ideal profundo, una esperanza viva, una alegría contagiosa.
10. El jefe llega a tiempo; el líder llega adelantado. Éste es el santo y seña del verdadero líder: "un pie adelante del grupo, una mirada más allá de los seguidores". El que ve más que los otros es un líder, el que profetiza y vaticina, el que inspira y señala con un brazo en alto, el que no se contenta con lo posible, sino con lo imposible. Hace de la gente ordinaria, gente extraordinaria; la compromete con una misión y la amalgama en la fe de realizar un sueño que le permita la trascendencia y la realización; le da significado a la vida de sus seguidores, un por qué vivir, es un arquitecto humano.
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