lunes, 14 de junio de 2010

Luna anochecida

En el letargo de la noche,
la luna, en secreto,
me confiesa su querer.

Le contesto con un breve
suspiro, al confidente
que espera por mi voz.

Una cama cubierta de satín,
un cuerpo oculto por la seda;
es la pasión que desespera
tu corazón de arlequín.

Luna despierta y vivaz,
en cada noche examinas
el suspiro perdido,
de un amor sin olvido.

Buscas una ventana,
apagas la luz del día;
calmas el dolor del que ama,
y borras la profunda herida.

Luna que me enamora,
claridad de ensueño
que me toca, que me mima
y que me roba.

Sutil luz que besa
las promesas del momento,
blanca estrella
que dormita en mi aposento.

Cariñosamente me tocas,
desesperadamente te beso;
y cuando despierto
tu ausencia me das.

Dulce quimera
que me exaspera;
poderoso deseo
del que me adueño.

Luna que no terminas
y despiertas cuando anochece,
luna que siempre vuelves
pero te marchas cuando amanece.

Debes saber entonces
lo que haré por ti;
y lo que mi corazón
hará por mí.

Entra en mi camisón de seda,
deseo que sigas cada noche en mi;
luna adormecida, te advierto,
que por siempre vivirás aquí.

En cada tarde apagaré la luz y,
en la misma cama de satín
esperaré tu caricia sobre mí;
luna anochecida, luna para mí.

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