La religión y el espíritu,
la paz y la armonía
existen.
Pero lo que en la
nada existe son:
suspiros e intentos
de alguien
que nunca intentó saber,
que nunca intentó buscar.
El miedo de poner
sus ilusiones a prueba,
lo derrotaron
antes de vivir.
Nacer o probablemente morir,
la respuesta adecuada sea
para una persona que no existió.
O quizá la eterna súplica
de un amigo,
de un hermano
o de un hijo;
que pidió tu mano
y nunca la recibió,
nunca se la diste.
Y adiós a la historia
que jamás se escribió.
Un beso… adiós.
Ciudad de la nada,
aquí se extraña todo
y no se olvida nada.
Todos viven,
pero a nadie encuentras.
Todos mueren,
pero nadie te busca.
Ciudad donde todo pasa
y se olvida,
se va,
se pierde,
no existe,
no está.
En esta ciudad,
la religión y el espíritu,
la paz y la armonía
no existen.
Pero tampoco existe el odio,
el rencor, la guerra;
aquí no existe nada.
Dudas de tu sombra,
no sientes nada;
es la ciudad donde
una parte de todos,
se encuentra,
se busca,
se abandona.
Y en tu ciudad
¿qué existe?,
hay tristeza,
dolor o simplemente
muros de concreto que:
crecen,
bajan,
se pierden.
Dime ¿dónde vives?,
¿también eres nada?;
tu ciudad es
de cristales largos,
anchos y de mil colores.
La ciudad de la nada soy yo.
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