Sábado, me levanto tempranísimo. Atiendo a mi hijo, me preparo, me arreglo, desayuno y emprendo el camino que va de mi casa hasta el Museo de la Ciudad de México. Pierre Soulages expone y mañana es el último día que está abierta su exposición al público.
Un pintor que siempre me llamó la atención, desde que era yo universitaria, en los libros siempre recordaba y reconocía al “pintor del negro”. Su trabajo, su biografía, su familia, amigos, resúmenes, impresiones, todo lo que puedan decir los libros de él, lo leí muchas ocasiones. Y debo decir que todo lo que en libros existe, incluso mis palabras, no sirven de nada, ni significan nada hasta que tienes enfrente un “Soulages”.
Como diseñadora gráfica y como pintora, escritora, como madre, como una persona creativa, nunca me ha gustado leer las fichas técnicas, ni nombres de las obras, cuando tienes frente a ti una pintura original, sea de Dalí, Matisse, Lautrec, Clausell, Monet… Impresionista, Neoclásica, Barroca, Surrealista… de quien sea; la ves, la admiras, percibes las pinceladas, las texturas, te metes a descubrir el cuadro, percibes lo que significa para ti, sin pensar siquiera lo que significó para el autor.
Y debo admitir que en este último punto el maestro Soulages me dio el gran gusto de dejar que su obra significara en mí, aún con las que más me gustaron, no me dio un nombre, sólo me dejó un gran sentimiento.
Caminar entre su obra es estar pendiente, alerta de en qué momento el cuadro que tienes enfrente, está listo para cambiar. Tú cambias con cada paso en su obra, eres parte de la exposición, eres parte del cuadro, tus sentimientos en s obra nacen, se transforman, te imaginas, los vuelves a pensar, lo vuelves a pasar. Te emocionas, regresas, lo ves, caminas, se mueve, te mueve, inspira.
Una exposición única, magnífica y Pierre Soulages gana un lugar privilegiado en mi lista de favoritos. Ojalá que la hayan visitado, y si no pudieron, o no quisieron… se perdieron de un gran pintor que de un color violento, con autoridad propia, con una connotación oscura, saca de él la luz, regala reflejos, movimiento, hace que la luz baile en su paleta monocromática y regala un nuevo significado a la oscuridad.
La fotografía que pongo aquí la tomé de internet -Observatorio de Arte- y la comparto, ojalá logre transmitir un poco de lo mucho que significó. (No se permitían tomar fotos y soy muy respetuosa de las reglas).
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