lunes, 16 de mayo de 2011

¿Quién merece gobernar, quién la silla presidencial?

Durante muchos años se ha dicho que urge una reforma electoral, que la ciudadanía está harta de elegir al candidato menos malo, que prometen y no cumplen, que ya se firman compromisos ante notario, que todo se arregla bajo el agua, que las reparticiones políticas encuentran lugar en grandes bacanales y una sarta de estupideces, con las que la mayoría de los ciudadanos ya encontramos el tope.

La situación empeora cuando nos vamos enterando que la ridiculez del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), es un fusil del candidato Raúl Alfonsín en Argentina, y que en su sitio de registro, no aparecen objetivos, planes, metas a corto y largo plazo, y un largo etcétera. Quién confiará ciegamente sus datos a un proyecto que, de entrada, no es transparente.

Y hago una pequeña pausa para reflexionar: todos los inocentes que se registran, le dan a Andrés Manuel López Obrador, todos sus datos, y muchos de ellos fueron enemigos acérrimos del RENAUT… y ahora éste, pide todos sus datos… pide un voto de confianza ciego completamente. ¿Para qué? Para poder lucrar tiempo después con sus datos, ¿Cuánto valdrá una base de datos del público cautivo y manipulable de AMLO, para efectos de publicidad, o para causas sociales, o para actos vandálicos… la imaginación es prolífica, verdad?

Retomo mi tema principal y, no puedo más que decir que cala hondo ver el cinismo de los políticos “de representación popular” —que no lo son— , la incapacidad a todos los niveles de gobierno, legislaciones y seguridad, provocando linchamientos de asaltantes y rateros, incertidumbre, desconfianza, corrupción, injusticia… por mencionar algunos.

Hoy la situación ya no da para más, y se nos vuelve a presentar un ramillete de candidatos ya conocidos, por su alta rotación en puestos políticos, cargos públicos y puestos de elección popular, falta nada para poner pies en 2012, un par de meses para elegir en el Estado de México, y la verdad, de nada a eso, nada es mejor.

Preocupante, angustiante, desesperante; si, a nada de ganas de agarrar mi boleta y tacharla en negro, con un gran marcador indeleble, negro fosforescente. ¡Imagínense como estamos, para pensar en un color imposible!

Se habla de votos de castigo, las alianzas ya no dieron para más, y votar por candidatos que rayan en lo ridículo, en violaciones a la ley, construyendo castillos en el aire, sin una propuesta real que le arranquen a todos los ciudadanos las ganas de ir a votar por ellos.

¡Por qué, por qué sucede esto? Porque en México no es requisito, para tomar posesión de un puesto de elección popular, que el candidato ganador, lo sea en base al total del registro nacional de electores, y no al total de votos, para ser en verdad, un gobernante electo por el pueblo.

¿A qué voy? A que no se le debería permitir a ningún candidato ser ganador de una elección, si la elección no tiene un mínimo de participación ciudadana (Un 80% para mi, sería bueno y todo un reto para estos mediocres), para entonces validar que realmente están siendo favorecido por el pueblo.

Pero ¿Dónde está el IFE, dónde los intereses y el bien común de la ciudadanía? Me atrevo a contestar que, perdidos en algún lugar muy cercano a la chingada, y en el eterno desinterés de la clase política mexicana por sus gobernados.

Quiero, deseo ver qué candidato tiene la capacidad de convocar a una elección con esa participación, pues no es justo que en una población donde viven un millón de personas, el gobernante haya sido electo por cincuenta mil personas. Simplemente no es lógico y eso apunta a que 950,000 personas no encuentran agrado en que esa persona, obtenga recursos de gobierno, impuestos de los que sí trabajan y beneficiar así a un puñadito de personas que nadie conoce.

Y con la autoridad y responsabilidad de un presidente, ¡menos puede sentarse con una participación ridícula, en la que el abstencionismo rebase el 40%, los votos nulos lleguen al 6% y elegir al menos peor tenga 20% o menos en votos!

Y sí, quizá sea un sueño guajiro, pero espero un día ver, que se le ponen más requisitos a los candidatos para esos puestos de elección popular, que sólo ser ¡los menos pendejos!

1 comentario:

  1. Tampoco sé a quién SI y la neta, me pude preocupar más por quién SI van a votar los que todavía creen en despensas, promesas, "compromisos"... ya con eso, me fregué.

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