Hoy voy a jugar a la pastelería, quizá te adorne con crema pastelera, quizá sólo construya castillos de fondant sobre tu cuerpo, quizá sólo dibuje un ángel con la crema chantilly. O quizá ponga capas de crema batida con fresas y cerezas, pero lo que más quiero es probar tu piel, probar-te que probándote, disfruto tu piel y con castillos y ángeles soy feliz.
Sobre tu piel, sobre mi cama, sobre todo de necesidad, sobre de amor, sobre de vacío, sobre tenerte, sobre exigirte, sobre poner-te-me pero sobre todo, sobre ti.
Pero quizá, sólo juegue a amarte y conformarme, que los mejores momentos son al robarte besos, quitarte suspiros, quedándome con tu aliento, pidiéndote que con tu cuerpo presiones mi alma, compactes mi cuerpo, tomando mis besos, robando mi cuerpo bailando la danza del amor. Y danzando en el espacio que deja el aire en tu boca, mi boca te prueba y te reconoce, saborea tu esencia y se queda con tu amor.
Y en el instante que tus manos arrebatan de mi cintura su calor, mi cuerpo te hace prisionero, y el deseo, la pasión se vuelve un gemido, provoca un suspiro y cae rendido, abres tu alma y deshaciéndonos de las sabanas, con mis labios me aprendo tu piel, con mis manos tu textura y con tu boca limpias mis pecados, consuelas mis deseos; con tus manos detienes mi carrera que se entrega al éxtasis de tu mirada en la que las estrellas y el universo que hay en ti, me dejan navegar, y puedo decorar entre menta y chocolate, las estrellas, los planetas y este gusto infinito de tenerte junto a mí, de entregarte y de tenerte, para siempre en mi.
Cállate y no digas nada, sólo déjame quitarte esta capa de chocolate de los labios y cuando termine, habré tomado de ti todos los anhelos y todos tus secretos. Y con ellos el pan de la vida sabrá mejor, y siempre que te necesite, comeré de ti, y tú beberás de mí.
Qué deliciosamente rica es la eternidad de ti, desesperadamente exquisita que no puedo pensar en seguir sin ti.
Sobre tu piel, sobre mi cama, sobre todo de necesidad, sobre de amor, sobre de vacío, sobre tenerte, sobre exigirte, sobre poner-te-me pero sobre todo, sobre ti.
Pero quizá, sólo juegue a amarte y conformarme, que los mejores momentos son al robarte besos, quitarte suspiros, quedándome con tu aliento, pidiéndote que con tu cuerpo presiones mi alma, compactes mi cuerpo, tomando mis besos, robando mi cuerpo bailando la danza del amor. Y danzando en el espacio que deja el aire en tu boca, mi boca te prueba y te reconoce, saborea tu esencia y se queda con tu amor.
Y en el instante que tus manos arrebatan de mi cintura su calor, mi cuerpo te hace prisionero, y el deseo, la pasión se vuelve un gemido, provoca un suspiro y cae rendido, abres tu alma y deshaciéndonos de las sabanas, con mis labios me aprendo tu piel, con mis manos tu textura y con tu boca limpias mis pecados, consuelas mis deseos; con tus manos detienes mi carrera que se entrega al éxtasis de tu mirada en la que las estrellas y el universo que hay en ti, me dejan navegar, y puedo decorar entre menta y chocolate, las estrellas, los planetas y este gusto infinito de tenerte junto a mí, de entregarte y de tenerte, para siempre en mi.
Cállate y no digas nada, sólo déjame quitarte esta capa de chocolate de los labios y cuando termine, habré tomado de ti todos los anhelos y todos tus secretos. Y con ellos el pan de la vida sabrá mejor, y siempre que te necesite, comeré de ti, y tú beberás de mí.
Qué deliciosamente rica es la eternidad de ti, desesperadamente exquisita que no puedo pensar en seguir sin ti.
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