Escuchaste...
Sentir la urgencia de escribir,
es una necesidad que crece en el alma.
Pero no para el alma que habita en espíritu,
es para la que se refugia en el corazón que vive,
que late y respira su propio tiempo,
bebe su agua divina, y sigue en su espacio,
lee en el mar de sensaciones lo correcto,
lo impreciso, lo exacto y el amor.
Cierra los ojos y camina lento,
siente que nada hay atrás de ti,
convenciéndote de que nada existe frente a ti.
Sólo tu caminar, lento y pausado
y lo que te espera dentro de ti.
Sientes el frío, buscas en tu alma,
te entretiene un beso de la lluvia,
te contenta un abrazo de sol.
La caricia de una sonrisa en las nubes,
los dedos amorosos del viento,
jugando en tu cabello, sintiendo tus labios,
robando un suspiro, regalando deseo
y dejando amor con un beso eterno.
Solamente hay algo que late a pesar de ti,
de él, de algunos y de los demás.
Se mueve a pesar de tu tristeza,
y de tus lágrimas, de tu sueño,
de la verdad y de tu respiración.
Ese pequeño corazón,
al que pocas veces escuchas
con el ruido de tu mente,
y a pesar de ti, de tu negación.
Corazón que con tus lágrimas o sin ellas,
late, pega, se rompe y se renueva,
contigo y sin ti, aún si lo niegas,
aún si lo sigues, sin contar que lo encierras.
Corazón, corazón al fin y al cabo,
que perdura y te dice siempre la verdad,
a pesar de la mente, de los oídos,
de los ojos, de las manos y del cuerpo.
Corazón que te grita…
Sentir la urgencia de escribir,
es una necesidad que crece en el alma.
Pero no para el alma que habita en espíritu,
es para la que se refugia en el corazón que vive,
que late y respira su propio tiempo,
bebe su agua divina, y sigue en su espacio,
lee en el mar de sensaciones lo correcto,
lo impreciso, lo exacto y el amor.
Cierra los ojos y camina lento,
siente que nada hay atrás de ti,
convenciéndote de que nada existe frente a ti.
Sólo tu caminar, lento y pausado
y lo que te espera dentro de ti.
Sientes el frío, buscas en tu alma,
te entretiene un beso de la lluvia,
te contenta un abrazo de sol.
La caricia de una sonrisa en las nubes,
los dedos amorosos del viento,
jugando en tu cabello, sintiendo tus labios,
robando un suspiro, regalando deseo
y dejando amor con un beso eterno.
Solamente hay algo que late a pesar de ti,
de él, de algunos y de los demás.
Se mueve a pesar de tu tristeza,
y de tus lágrimas, de tu sueño,
de la verdad y de tu respiración.
Ese pequeño corazón,
al que pocas veces escuchas
con el ruido de tu mente,
y a pesar de ti, de tu negación.
Corazón que con tus lágrimas o sin ellas,
late, pega, se rompe y se renueva,
contigo y sin ti, aún si lo niegas,
aún si lo sigues, sin contar que lo encierras.
Corazón, corazón al fin y al cabo,
que perdura y te dice siempre la verdad,
a pesar de la mente, de los oídos,
de los ojos, de las manos y del cuerpo.
Corazón que te grita…
¿Lo escuchaste?
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