No hay fecha que no se llegue ni plazo que no se cumpla. Y las opciones ante tal brutalidad del tiempo son: o decides caminar hacia adelante con todo lo que te ha dado la vida, bueno y malo; o te quedas pasmado y estático viendo pasar la vida ante tus ojos, aterrado, con miedo y horrorizado de como siempre, todo te sale mal. Y dentro de estas opciones va implícito el cambio de actitud, sembrando felicidad, optimismo y amor; o el empecinamiento a seguir haciendo lo mismo y obtener siempre el mismo -y pésimo- resultado, coleccionando frustración, enojo e ira en uno mismo.
Como he escrito en estos últimos días, existen muchas expectativas en mi vida, muchas dependen de mi, otras dependen de un agente o una persona externa a mis decisiones, a mis compromisos y a mi vida. Aceptar esto, eliminar mis expectativas externas, significa liberarme de todo lo que me ha causado sufrimiento -duele reconocerlo, te mueve el centro de tu alma, de tu vida, pero así es-, y las únicas expectativas que debo de tener son las que puedo controlar yo y sólo así ellas no me causarán dolor.
Y es así como se qué debo de trabajar y priorizar, eliminando paradigmas y decidiendo mi camino; ello significa eliminar sufrimientos y me permitirá enfocarme en lo que es completamente mi responsabilidad y esto hoy comienza a ser liberador, reconfortante, tranquilizante y pacificador. Me libera estrés, angustia, inquietudes y noches enteras sin dormir por llegar a ser lo que no soy en esencia.
Por eso el círculo de las expectativas, hoy, se cierra.
Hoy decido ser feliz, hoy decido darme amor, quererme, apapacharme, estimarme, reeducarme, transmutarme, confirmarme en mi aquí y ahora. Concentrarme más en mi crecimiento personal, en fortalecer mis habilidades, en liberar mi esencia como la mejor persona que puedo llegar a ser, la mejor en todo lo que me rodea. Y ser mejor no significa ser grandioso, ni famoso y menos sacrificar mi esencia por conseguirlo, simplemente ser lo mejor que uno puede ser consiste en dejar fluir la vida en uno mismo, amarse para poder amar, disciplinarte y lograrte como ser humano. Quien sufre por ser el mejor, simplemente sus expectativas y corazón están en el lugar equivocado. La vida es gozo, es disfrutar lo que se hace.
Por eso el círculo del desamor, hoy se cierra.
Desde pequeña, siempre sentí presión por ser mejor o igual que mi hermano mayor, pues siempre nos comparaban, o sus maestros me recibían dos años después con "¡Ah! eres hermana de Eduardo". En la familia también existía la comparación con mi hermano, con mis primas. Creo que haciendo un análisis concreto de mi vida, el miedo siempre ha estado presente, el miedo de no ser buena, de no cubrir expectativas que otros pusieron en mí y yo en mí misma, y eso me ha llevado a fracasar, quizá no había sido escandaloso, ni había sido terrible, pues de alguna manera, nunca había bajado la guardia, hasta este año que se va a terminar, el 34, en dónde no sólo caí... también me hundí.
Y sigue el recuento, al salir de la universidad tuve miedo de fallar. En mi último trabajo, mi mamá laboraba ahí y siempre estuvo el fantasma del miedo, de la crítica y la comparación. Hoy como madre, fallé con el papá de mi hijo, quizá no elegí bien, quizá el mismo miedo atrajo a la persona equivocada y algunas cosas desde entonces no las he decidido bien. Sin trabajo tuve miedo, me sentí perdida, incapaz.
El miedo en eventos recientes de mi vida quizá me dejó fuera de la maestría y atrajo a éste hombre que nunca ha luchado por el amor de su vida, no ha decidido nada en su vida, se casó obligado pues embarazó a su novia, que antes de ser novia, fue empleada en su lugar de trabajo, acostumbrado a tener todo, a que le llegue en dónde está cómodamente sentado y no es más que un cínico, que nunca se ha esforzado para nada y yo no soy salvacrisis o suple carencias de nadie.
En resumen: intranquilidad, frustración, coraje, enojo, fracaso, ira... todo esto es miedo materializado, concretado. Y el miedo no tiene nada que ver con mi vida. No es lo que quiero.
Por eso el círculo del miedo, hoy se cierra.
Y hoy, aquí y ahora, decreto el cierre de mis círculos que no han dejado beneficios en mi vida. Acepto las lecciones y me las quedo con amor. Lo demás lo despido y lo dejo en el pasado, el cual bendigo con amor. Gracias y adiós.
Hoy ante mi tengo las puertas que quiero abrir, las que significan tanto para recibir con alegría mis 35 años. Las que me comprometen a vivir bien, a dejarme guiar por mis sueños. Bienvenidas: puerta del amor, puerta del éxito y puerta de la felicidad. Hoy las abro con esperanza y fe.
Como he escrito en estos últimos días, existen muchas expectativas en mi vida, muchas dependen de mi, otras dependen de un agente o una persona externa a mis decisiones, a mis compromisos y a mi vida. Aceptar esto, eliminar mis expectativas externas, significa liberarme de todo lo que me ha causado sufrimiento -duele reconocerlo, te mueve el centro de tu alma, de tu vida, pero así es-, y las únicas expectativas que debo de tener son las que puedo controlar yo y sólo así ellas no me causarán dolor.
Y es así como se qué debo de trabajar y priorizar, eliminando paradigmas y decidiendo mi camino; ello significa eliminar sufrimientos y me permitirá enfocarme en lo que es completamente mi responsabilidad y esto hoy comienza a ser liberador, reconfortante, tranquilizante y pacificador. Me libera estrés, angustia, inquietudes y noches enteras sin dormir por llegar a ser lo que no soy en esencia.
Por eso el círculo de las expectativas, hoy, se cierra.
Hoy decido ser feliz, hoy decido darme amor, quererme, apapacharme, estimarme, reeducarme, transmutarme, confirmarme en mi aquí y ahora. Concentrarme más en mi crecimiento personal, en fortalecer mis habilidades, en liberar mi esencia como la mejor persona que puedo llegar a ser, la mejor en todo lo que me rodea. Y ser mejor no significa ser grandioso, ni famoso y menos sacrificar mi esencia por conseguirlo, simplemente ser lo mejor que uno puede ser consiste en dejar fluir la vida en uno mismo, amarse para poder amar, disciplinarte y lograrte como ser humano. Quien sufre por ser el mejor, simplemente sus expectativas y corazón están en el lugar equivocado. La vida es gozo, es disfrutar lo que se hace.
Por eso el círculo del desamor, hoy se cierra.
Desde pequeña, siempre sentí presión por ser mejor o igual que mi hermano mayor, pues siempre nos comparaban, o sus maestros me recibían dos años después con "¡Ah! eres hermana de Eduardo". En la familia también existía la comparación con mi hermano, con mis primas. Creo que haciendo un análisis concreto de mi vida, el miedo siempre ha estado presente, el miedo de no ser buena, de no cubrir expectativas que otros pusieron en mí y yo en mí misma, y eso me ha llevado a fracasar, quizá no había sido escandaloso, ni había sido terrible, pues de alguna manera, nunca había bajado la guardia, hasta este año que se va a terminar, el 34, en dónde no sólo caí... también me hundí.
Y sigue el recuento, al salir de la universidad tuve miedo de fallar. En mi último trabajo, mi mamá laboraba ahí y siempre estuvo el fantasma del miedo, de la crítica y la comparación. Hoy como madre, fallé con el papá de mi hijo, quizá no elegí bien, quizá el mismo miedo atrajo a la persona equivocada y algunas cosas desde entonces no las he decidido bien. Sin trabajo tuve miedo, me sentí perdida, incapaz.
El miedo en eventos recientes de mi vida quizá me dejó fuera de la maestría y atrajo a éste hombre que nunca ha luchado por el amor de su vida, no ha decidido nada en su vida, se casó obligado pues embarazó a su novia, que antes de ser novia, fue empleada en su lugar de trabajo, acostumbrado a tener todo, a que le llegue en dónde está cómodamente sentado y no es más que un cínico, que nunca se ha esforzado para nada y yo no soy salvacrisis o suple carencias de nadie.
En resumen: intranquilidad, frustración, coraje, enojo, fracaso, ira... todo esto es miedo materializado, concretado. Y el miedo no tiene nada que ver con mi vida. No es lo que quiero.
Por eso el círculo del miedo, hoy se cierra.
Y hoy, aquí y ahora, decreto el cierre de mis círculos que no han dejado beneficios en mi vida. Acepto las lecciones y me las quedo con amor. Lo demás lo despido y lo dejo en el pasado, el cual bendigo con amor. Gracias y adiós.
Hoy ante mi tengo las puertas que quiero abrir, las que significan tanto para recibir con alegría mis 35 años. Las que me comprometen a vivir bien, a dejarme guiar por mis sueños. Bienvenidas: puerta del amor, puerta del éxito y puerta de la felicidad. Hoy las abro con esperanza y fe.
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