miércoles, 14 de mayo de 2014

Mi Homenaje

Dedicado con mucho amor a:
Ma. Isabel Villaseñor Ávila
Ma. del Carmen Villaseñor Ávila
Enrique González Moreno
Ireri Paloma Vega Rieder

Mucho tiempo estuve pensando en el momento indicado, para hacerlo. Hacer un homenaje a mis seres queridos, a ellos, a quienes el cáncer me ha arrebatado. A los seres que vi perder la vida, esfumarse, desdibujarse y finalmente morir. El cáncer es una de esas enfermedades que no debería de existir.

Y viene a mi mente Regina, a quien conocí hace 8 años, cuando tenía un año 8 meses, una bebé con cáncer que a los 2 años, había fallecido. Hoy, tendría la edad de mi hijo. El sólo hecho de pensarlo, me irrita, me molesta, me... me pone demasiado triste. Los niños no debieran padecer jamás esta enfermedad.

Ireri fue una de mis mejores amigas en la universidad y vivimos muchas cosas juntas. Cuando supe que ella tenía cáncer, por mi mente pasó el raparme y decirle desde México que no estaba sola, pero no lo hice. Todavía recuerdo que hace más o menos un mes, se casó y por ese breve momento pensé que había ganado la batalla; pero no, la vida me desmintió y ella dejó de existir ayer. 

Hoy elegí perder mi cabello, como un pequeñísimo homenaje a las batallas silenciosas que libraron ellos con el cáncer, su dolor, su partida y el dolor que dejaron en cada uno de los miembros de la familia y de los amigos que los amamos. Hoy ya no están aquí, pero siguen y seguirán en nuestros corazones y recuerdos.

Hoy quien me mire caminar sin cabello, mi papá —que tiene cáncer de piel—, mis tíos y todo aquél que padece esta enfermedad, quiero que sepan que me preocupan, los quiero, están en mis oraciones, no están solos, y por sobre todas las cosas que son muy, muy amados.

Al raparme he obtenido miradas raras, no se si son de compasión, de lástima o de duda; recibí insultos de personas muy cercanas, me dicen loca, hipócrita... y todo esto no es ni la milésima cosa que vive un enfermo de cáncer. Cada quien habla desde su experiencia, desde su egoísmo. Yo elegí pararme por un breve momento en sus zapatos, en la empatía. Y no me arrepiento de nada, no me interesan las calificaciones que recibo a esto que hice, pues en el fondo, fue mi convicción, mi cariño, mi amor y mi aprecio lo que me movió y el dolor de perder a una persona más, muy querida para mí, fue mi catarsis. Mi homenaje.

Y sólo por eso digan lo que quieran, al final de cuentas, no recuerdo haber pedido opinión para hacerlo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario