jueves, 19 de noviembre de 2009

El Muro

Durante 28 años (13 de agosto de 1961 al 9 de noviembre 1989) fue la máxima línea fronteriza, el lugar donde la Cortina de Hierro dejaba de ser una metáfora y se convertía en una realidad; el signo entre capitalismo y comunismo; OTAN y Pacto de Varsovia; separó familias, novios, hijos, hermanos; dejó muertos, frustración, impotencia, llanto.

Así durante 28 años se escribió la historia del icónico muro de Alemania, al que se le dio el nombre de “Muro de la Vergüenza”.

Los años ochenta fueron decisivos para decidir el rumbo que llevaría el mundo, y en el 85 Gorbachov había sembrado ya la semilla del cambio, la Perestroika estaba en marcha y junto con personajes como Eduard Shevarnadze y Egon Krenz, se conjuntarían los hechos históricos que se darían vertiginosamente en los últimos años de la década de los ochenta y principios de la década de los noventa; así pues Chernóbil en 1986, puso de manifiesto las carencias y limitaciones del sistema económico soviético; el discurso que pronunció Ronald Regan en 1987 ante la Puerta de Brandemburgo en dónde dijo fuerte y claro "Señor Gorbachov, derribe esta pared", le dio un respiro a los inconformes con el social comunismo en la República Democrática Alemana; la matanza de Tiananmen en China en mayo de 1989 y finalmente Eric Honnecker felicitaba públicamente al embajador chino por la represión en esa Plaza.

Fue en ese momento que la actitud de Gorbachov disipó las dudas del mundo. Aunque fue hasta octubre del mismo año cuando se dan cuatro sucesos que no dejan cabos sueltos:
1.- El 23 de octubre Shevarnadze manifiesta que la URSS no debía interferir en ningún modo en los asuntos de Europa Oriental.
2.- El mismo día 23, el portavoz de Gorbachov, Gennadii Gerasimov enuncia frívolamente que la doctrina Breznev había sido sustituida por la doctrina Sinatra, dejando ver que el kremlin ratificaba los cambios en Polonia y Hungría.
3.- El día 25 en Finlandia Gorbachov condenaba la Doctrina Breznev.
4.- Honnecker es destituido y en su lugar quedaría un comunista reformista: Egon Krenz.

En una fría noche y demolido con odio y alegría, aquél histórico 9 de noviembre, las personas que tanto odiaban ese muro, ponían esperanza en su espíritu, determinación, y con picos, martillos, incluso con las manos, sus rostros reflejaban la determinación de derribar hasta el último pedazo que estuviese en pie. Así fue durante varios meses, turistas, artistas, europeos, americanos, asiáticos, todos formaron parte de la demolición “a mano” del muro, en donde todos se llevaban su “cachito” de historia.

Al mismo tiempo que se terminaba la guerra fría y caía el social comunismo, en los años de 1990 y 1991, como si en él estuvieran todas las fallas, todos los errores, todas las injusticias, con maquinaria pesada se derribó la mayor parte de los 120 kilómetros del Muro de Berlín. Ahora el tramo más largo tiene una longitud de 1,300 metros y ha sido un lienzo para pintores que expresaron sus ideas políticas y sociales.

El senado alemán elaboró en 2006 un plan que contempla la preservación de la Galería Este, la creación de un monumento, una capilla de la Reconciliación, una biblioteca y el centro de información; éste deberá estar listo para el mes de agosto de 2011 para coincidir con la conmemoración de los 50 años de su construcción.

Ahora, ¿Cómo podemos comprender ese símbolo de la guerra fría ahora que no pertenece a una frontera mortal, en donde existió miedo, policía, represión; una marca que dejó secuelas, miedo al cambio y negación en algunos sectores de su población, y al mismo tiempo era la expresión de una esperanza en el futuro, sobretodo de los jóvenes? ¿Qué tenemos qué ver todos nosotros en todo esto?

Egon Krenz al tomar la histórica decisión de abrir el Muro de Berlín, quizá logró vislumbrar la importancia de lo que iba a suceder, quizá pensó que a veinte años a todos los habitantes del mundo nos debería poner en sintonía y jamás repetirse o darse, en ningún otro lugar del mundo, bajo ninguna circunstancia, la historia del muro de la vergüenza. Si ese hubiese sido su pensamiento, yo estoy muy cierta que se ha fallado, y que no sólo ese muro sigue existiendo, sino que en esta ocasión es más grande, es invisible y se encuentra en todo el mundo.

En un mundo más complejo y flexible, existen amenazas que hoy implican esencialmente el mismo viejo conflicto: libertad contra tiranía.

Los múltiples muros que pueden existir en estos tiempos pueden ser discernidos en sitios donde las mujeres afrontan la imposición del velo; campamentos para prisioneros en China; los programas nucleares de Corea del Norte; la permanencia en el poder de Chávez, de los Castro; radicalismos absurdos que han colocado a grupos terroristas como Al Queda, ETA, entre muchos más, en primer plano. Líderes que abusan de jóvenes desubicados, gobiernos que atentan contra su mismo pueblo con tal de obtener beneficios económicos en empresas multimillonarias, inversionistas que hacen perder millones en bolsas de valores. Sin ir tan lejos, en México nos sobran muros: injusticias sociales, laborales, abusos de poder, nepotismo, tráfico de influencias, impuestos absurdos, negocios truculentos, acuerdos dudosos que el gobierno mexicano impone a sus ciudadanos, manejos que generan riquezas inmerecidas para pocos y gran miseria para la mayor parte de mexicanos.

A veinte años de la caída del muro de Berlín, somos un mundo libre con líderes corrientes demasiado dados al menosprecio de la libertad, del progreso y del bienestar para todos.

Y para finalizar… una pregunta que no puedo dejar de hacerte ¿Cuál es tu muro invisible? ¿Cómo es?