viernes, 29 de noviembre de 2013

Una Nueva Acción de Gracias

Y como cada año desde hace un par de años, me he propuesto apropiarme un poco de este día dedicado a dar gracias. Práctica poco usual en mi querido país, en mi religión, en mi pueblo, con mi gente. Hoy es un día especial para dar a la vida lo único y mínimo que nos puede pedir por tenerla. Gracias por...

... todo lo que soy, por mi valentía, mi fortaleza, mi amor, mi coraje, y cada uno de los dones que tengo.

... los retos, las pruebas, la incertidumbre, los enemigos, las fallas, los errores, que me han hecho lo que soy.

... la familia, mi familia, por tener un hijo extraordinario al que a pesar de todo, le sigo pareciendo la mejor mamá del mundo. Y sigo con y junto a el en estas horas y momentos en los que requiere de mi al 100% para pasar esta prueba de vida.

... la parentela y los amigos. Pero sobre todas las cosas, gracias por que estoy viva, porque he vivido más que algunos compañeros, amigos y familiares.

... estar completa, por ver, caminar, hablar, oír, saborear, tocar, crear, servir y amar.

...  todo lo que soy capaz de dar y generar.

A ti padre mío gracias eternas por tenerte en mi fe, por encontrar en ti consuelo en mis horas más amargas. Gracias con toda mi alma, ser y estar.

Y a todos ustedes feliz Día de Acción de Gracias.


Gracias, Señor, por el pan que nos das para aplacar el hambre.
 Por la risa del niño que se vuelve caricia. Por el mar y la nube.
Por el don de sentir a plenitud la vida.
Gracias por cada hora, aún cuando no todas sean iguales de buenas.
Gracias por el valor de la mariposa que enciende
sin conciencia de su milagro, un pabilo de ensueño.
Gracias, Señor, por los espejos maravillosos
del mirar de nuestros padres y nuestras mentes.
 Por la amistad que prolonga ese sereno privilegio de ser hermanos.
 Gracias por la lluvia fuerte, por la llovizna bienhechora,
 por haber puesto trinos y alas en las ramas.
 Gracias por cada gota de rocío y por el arcoiris
y por el árbol que madruga su júbilo en el fruto.
 Gracias, Señor, por el ayer que se prendió al recuerdo.
Por el hoy que vivimos y por el mañana que nos espera
con sus brazos repletos de misterio.
Gracias, a través de mis labios, desde mi alma,
en nombre de aquellos que se olvidaron de dártelas,
 en nombre de los que somos y los que seremos.
Gracias por toda la eternidad.
Amén.