viernes, 25 de octubre de 2013

Valentía

3:05 de la tarde Voy caminando alegremente de Aurrerá hacia mi casa, el día estuvo fenomenal, logré la entrevista que requería, vendí todo. Compré mi acondicionador y los yogurts de mi hijo. Mi alma está tranquila.

3:06 Cruzo del camellón ...
a la gasolinera, veo un chevy blanco y miro una flamita, justo abajo del motor. Y le digo a la chica que conducía —oye, tu carro tiene fuego.— Me responde —¿fuego? —¡Sí, fuego!.

Corrí con un empleado de la gasolinera y le pregunté si tenía arena, o extintor... me emputó su valemadrismo y lentitud. Y justo cuando le iba a mentar la madre, vi el auto que estaba humeando y el cofre poniéndose ligeramente café. Vuelvo a voltear para gritarle a alguien, o hablarle a los bomberos y veo una patrulla, le grité a todo pulmón -¡POLICÍA!

Mi asombro creció cuando le valió madre a quien iba en la patrulla y se siguió.

Volteé hacia la administración de la gasolinera e iba entrando una pick up de la policía estatal. Corrí, le interrumpí la llamada que estaba haciendo por celular y le dije que me disculpara, pero que un carro se estaba incendiando y si podía hablarle a los bomberos. Cuando me preguntó que en dónde, casi me cago del susto, y respondí —¡Aquí en la gasolinera!—.

Sentí un "rush" de sangre correr todo mi cuerpo, al policía le grité —¡Gracias!— y corrí hacia el carro que ahora tenía el cofre café y ví la pintura del cofre que estaba burbujeando. Los empleados de la gasolinera, se metieron al auto, le quitaron el freno y aventaron el carro sin conductor, hacia la calle.

*Sí, claro pendejos, si explota 2 metros más adelante, aquí no pasará nada imbéciles* Y mi horror creció: la plaza San Pablo llena, el Coppel, Aurrerá, la harinera, la unidad habitacional San Mateo justo a un lado de la gasolinera, se veía fuego ya saliendo por las ranuras del cofre, recordé a mi hijo, y en eso llegaron "n" cantidad de patrullas.

Yo seguí a la dueña del carro, le preguntaba si quería usar mi celular para llamar a alguien, estaba en shock.

Uno de los policías, parecía que era el que estaba a cargo, pidió un extintor, la gente se arremolinaba para ver lo que pasaba y nadie hacía nada. Grité que la gasolinera debía tener extintor, y él, ese policía les gritó a los empleados de la gasolinera: —¡DAME TU EXTINTOR!—.

Corrió, se tiró pecho tierra y descargaron el extintor, el fuego no cedía, llegó una ambulancia, luego luego los bomberos y entre todos trataron de abrir el cofre para poder apagarlo.

Un paramédico se acercó a preguntarle a la chica cómo estaba. Ella insistió que bien y sólo atiné a decirle que no dejara pasar la oportunidad, que le revisaran la presión, más valía descartar cualquier cosa. Antes de irse con el paramédico y una mujer policía, le dije —me llamo Patricia y espero que todo esté bien, de lo material no te preocupes Dios proveerá, antes de que te vayas ¿Puedo darte un abrazo?—.

Le dí un abrazo, me despedí y a las 3:14 de la tarde, caminando, regresé a casa.

1 comentario:

  1. Eres valiente! No me imagino que es lo que haria yo en tal situación... Pero me sorprendió la actitud de los empleados de la gasolinera, que la gente tan pendeja!..

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