Mostrando entradas con la etiqueta te amo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta te amo. Mostrar todas las entradas

jueves, 6 de enero de 2011

¿En qué pienso?

Me preguntas en qué pienso. En qué está mi mente. No es fácil, mientras mi corazón está escondido, protegiéndose de otra herida, mi mente divaga por tu cuerpo. No me puedo concentrar en el trabajo, no sé si te odio, o si te amo, no sé si correr y abrazarte, hacerte mío o huir de ti, para que no me lastimes.

Tengo miedo, tengo amor, no lo sé, de sobra conozco que no pueden estar uno junto al otro, pero quizá sólo te amo y tengo miedo de que me lastimes. Fantaseo contigo, veo tus fotos una y otra vez, tantas imágenes en mi cabeza, y tanto de ti. Tus palabras, tu voz, tu sonrisa, tus manos, tus pasos, tus gestos, tus labios...

El día que fuimos a comer, la carta de comida que veías una y otra vez, cuando yo sólo te veía a ti. Sí, siempre que como ahí, pido lo mismo, pero ese día estabas ahí, y nada pasó, no me robaste un beso, no me tomaste la mano, yo no me atreví a besarte. No sé si me tenías miedo, espero que no; pero yo moría de nervios, sólo saber que estabas junto a mí, que quizá podía respirar el mismo aire que respirabas tu. Y ahora me pregunto si, sólo soy yo la que te espera... que tonta, sé que no... pero repito tus palabras una y otra vez en mi cabeza, busco tu voz en mis recuerdos, mientras él me besa.

¿En que pienso? Todo el día en ti, a cada momento, en ti, cada segundo, en ti; no hay un solo momento que no piense en ti. Vestido, desnudo, en mis fantasías, en mi cama, sobre tu piel, en mi, sobre ti, antes, después, en la ducha, en la luna, en la playa, en la cama. Siempre eres tú, mi piel transpira tu nombre, mi mente se sabe de memoria tu sonrisa y estás tan lejos de mi.

Pero tú estás en el viento que me toca la cara cuando camino, en el agua que recorre mi piel cuando me baño y no sé, si ya te diste cuenta que no puedo sacarte de mi vida, que te extraño y que quizá, sólo te amo.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Ya no es suficiente decir “Te Quiero”

Cuando te digo te amo, no lo digo de dientes para afuera, ni por compromiso, lo digo con la conciencia que me da el saber que somos personas y con esa base podemos fallar. Me asumo como una mujer que puede tener muchas fallas, y te sé como un hombre con errores también.

Soy una mujer que ha cometido demasiados errores y tiene un corazón con remiendos, curitas y zurcido con hilos de tiempo; mis manos no son de seda, pero saben acariciar. Mis ojos no son diamantes, pero saben mirar. Mi cuerpo no es de Diosa, pero sabe amar.

Este corazón que ha sido reparado tantas veces por la vida, sabe que te ama como eres. No te pide cuentas, no necesita explicaciones.

Mi alma hecha jirones sabe, que no le importa lo que hayas hecho, no le importan tus errores, te amo por lo que eres. Por quien eres. Así la vida te trajera a mi cubierto con un manto de seda, o con uno de algodón, te amaría igual. Porque algo de ti me recuerda a mí. Mucho de mí, se parece a ti. Y no puedo explicarte de qué manera, o forma te amo, pues no hay tiempo ni espacio que pueda darle sentido.

Cuando estás conmigo, me pongo tan nerviosa, que todo se me olvida, y cuando me alejo de ti, siento que me arrancan el alma. Y en esa mezcla de calor y frío, siento que quiero llorar. Regresarme y correr a ti. Lo que sucede es más grande que yo, no lo controlo. Y tu tampoco.

No necesito promesas, sólo quiero tus ojos encontrando los míos. Tus manos memorizando mi cuerpo. Tu vida a salvo, con la mía.

Sí, te amo. Y no necesito poseerte, no quiero un papel firmado, ni quiero comprar tu tiempo ni el mío, el tiempo de los dos, es un regalo divino.

Hace tiempo dejé de buscar a un hombre perfecto, para encontrarme con un hombre real. Cerré los ojos y en ese espacio, estabas tú. Cuando los abrí me sorprendiste, la imagen encerrada en mi mirada y en mis sueños, la mejoró la realidad.

Me encanta tu risa y tu mirada. Lo que haces, lo que dices, veo tus manos, tus gestos, tus reacciones y el tiempo pasa, pero no lo siento. La vida es vida desde que llegaste. Y llegaste para quedarte, no importa en qué forma o de qué manera puedas equivocarte, nunca te irás, nunca te dejaré ir.

Primero fuiste amigo, luego cómplice, pasamos por lo que nos une, los secretos, las verdades, lo que nos podría separar y así te acepté. Así, sin más, te amo.

Así con todo aquí, en este lugar está mi espacio, mi vida y mi ser contigo y jamás sin ti. Por un sólo motivo y razón: te amo.