jueves, 22 de abril de 2010

¿Leyes a prueba de la irresponsabilidad?

A últimas fechas existe un tema que me hizo entrar en una profunda reflexión. La mujer que demanda respeto por su decisión a abortar. ¿Cómo se puede pedir un derecho a abortar cuando, en su sexualidad, y en su vida es irresponsable? ¿Cómo puede una mujer exigir respeto, cuando ella misma no respeta su cuerpo y no es capaz de hablar con su pareja y decidir entre los dos un método anticonceptivo? El empoderamiento es educación, prevención, cuidado y responsabilidad por todas y cada una de las acciones que realizamos.

Como seres humanos una de las cosas más valiosas que poseemos, es el respeto por nosotros mismos y por nuestro cuerpo. La sexualidad es una actividad que debe ejercerse con responsabilidad; usando un método anticonceptivo si no se desea engendrar un hijo, buscar asesoría y consejo médico. Y en todos los casos les dirán que abortar no es un método anticonceptivo y no previene enfermedades venéreas.

Hace un par de meses, cuando se amenazaba con echar para atrás la ley que despenalizaba el aborto en el Distrito Federal, lo que más recuerdo era que había mujeres protestando, desnudas, a favor de esa ley, que permite, digámoslo con todas sus letras, palabras y frases, abortar la calentura, los errores, las incapacidades y la imbecilidad de las mujeres.

Sí, soy de las que creen que esta ley no es un logro; para una servidora es un retroceso, el cual no sólo nos impide exigirle a nuestro hombre que nos cuide, sino que en una ley cobijamos la aprobación para hacer pasar a nuestro cuerpo por torturas que el hombre no pasa; y con ello se nos escupe a la cara que a pesar de la revolución femenina y la equidad de género que tanto gritamos y exigimos, seguimos siendo estúpidas por gusto y seguimos creando machos que no les importa lo que nos suceda, ya que a nosotras mismas no nos importa, y no le pedimos al hombre al que le abrimos algo más que el corazón, tomar una responsabilidad compartida en la sexualidad.

Un aborto nos daña de formas que la misma ley y los promotores de ella, no les dicen a las mujeres, a pesar de que existen innumerables estudios que así lo demuestran, todos los factores de riesgo al llevar a cabo un aborto. Y hoy me doy a la tarea de explicarlo brevemente.

Imaginémonos el cuerpo de la mujer que se convierte en la fábrica de una vida, todo lo que se pone en marcha física y químicamente, ¿qué pasaría al parar esa maquinaria de golpe?, por más "seguro" que sea, es una bomba en el cuerpo de la mujer.

Yéndonos a las estadísticas, se estima que el riesgo inmediato de complicaciones en abortos “seguros” es de un 10%, pero el de las complicaciones a largo plazo es entre el 20 y el 50%.

La Real Academia de Obstetricia de Inglaterra ha informado que las probabilidades de problemas psiquiátricos graves y permanentes después de un aborto pueden alcanzar hasta el 59% de las mujeres que lo practicaron.

Estudios muestran que las mujeres que se han practicado un aborto por razones de violación, incesto, salud, etc., tienen aún más probabilidades de sufrir problemas emocionales y psiquiátricos severos, que las que se lo han practicado por razones socioeconómicas.

Entre las consecuencias físicas que afectan a la mujer se encuentran: náuseas, vómito, trastornos gastrointestinales, frigidez, embolia pulmonar, complicaciones debido a la anestesia, esterilidad, abortos espontáneos, embarazos ectópicos, nacimientos de niños muertos, trastornos menstruales, hemorragias, infecciones, trauma de la cérvix, shock, coma, útero perforado, desgarrado o lacerado, peritonitis, endometritis, coágulos de sangre pasajeros, fiebre, sudor frío, dolor intenso, pérdida de otros órganos, Síndrome de Asherman, cáncer de mama —en Estados Unidos se ha demostrado científicamente que en el 60% de los casos de cáncer de mama, las pacientes tuvieron al menos un aborto inducido en el primer trimestre del embarazo— y muerte.

Dentro de los trastornos emocionales se encuentran el llanto espontáneo, insomnio, pérdida de apetito, agotamiento, nerviosismo y disminución de la capacidad de trabajo.

Y así damos paso a los efectos psicológicos que abarcan la culpabilidad, impulsos suicidas, sensación de pérdida, insatisfacción, sentimiento de luto, pesar y remordimiento, retraimiento, pérdida de confianza en la capacidad de toma de decisiones, autoestima inferior, preocupación por la muerte, hostilidad, conducta autodestructiva, ira, rabia, desesperación, desvalimiento, deseo de recordar la fecha de la muerte, preocupación con la fecha en que "debería" nacer o el mes del nacimiento, intenso interés en los bebés, instintos maternales frustrados, odio a todos los relacionados con el aborto, deseo de acabar la relación con su pareja, pérdida de interés en el sexo, incapacidad de perdonarse a sí misma, sentimiento de deshumanización, pesadillas y frustración.

Por lo anterior afirmo que el aborto no es la solución. Y ni la ley pro aborto, y menos la ley anti aborto son a prueba de mujeres irresponsables. Lo que más necesitamos, no se llama ley, se llama conciencia y educación, para entonces poder ejercer una sexualidad plena, responsable y en conclusión satisfactoria.

Así que creo que es más lindo ser responsable, que estarse encuerando enfrente de las cámaras de diputados o senadores para exigir la aprobación de una ley, y dejarle al mundo ver que nos urge una ley que permita abortar la falta de responsabilidad y respeto por nosotras mismas.

Y este tema toma gran importancia en una época en la que hay más información y tanto método anticonceptivo: condones, pastillas, píldora de emergencia, inyecciones, parche, implante subcutáneo... ¡por favor!, esta ley ni debería existir.

Pero lamentablemente, pareciera que es mucho pedirle a las mujeres que sean responsables con su sexualidad. Un hijo, sale barato; el SIDA, VPH, Sífilis, Herpes, eso es para poner a pensar a cualquiera y quiero ver si las mujeres que a gritos piden respeto para hacer con su cuerpo lo que les pegue la gana, se atreven a pedir una ley en la que dejen de existir las enfermedades venéreas.

Mucho que pensar ¿no?

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