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viernes, 31 de agosto de 2012

Mi malestar...

Desafortunadamente, y desgraciadamente, los magistrados del TEPJF cuando dicen que las elecciones estan apegadas a la ley. Están en lo cierto.

¿Qué nos indica esto? El trabajo tan deficiente que se hace en la cámara de legisladores y senadores. Ni más ni menos. Basta como ejemplo que la señora senadora Ana Gabriela Guevara, llegó a San Lázaro, y no a la sede del Senado en Reforma a tomar protesta. Nunca más claro que no saben lo qué hacen, ni para qué están ahí y menos para quién trabajan.

Regresemos al tema, si los magistrados hubiesen aceptado las pruebas y todo como estaba, se daría entonces la posibilidad, de que cualquiera, nos acuse, de cualquier cosa, ahora sí que, puro presunto culpable.

Otro punto a tomar en cuenta es que, en los juicios, no se resuelven apreciaciones, un juez no se basa en la subjetividad. Y enfrentémoslo, a mi el señor López Obrador me cae mal, pero estoy tratando de ser objetiva; primero, el trabajo de sus abogados, fue pésimo; segundo, él mismo, hace seis años, se encargó de ganarse la antipatía de muchas personas a las que dañó, por todo lo que sabemos de él; y finalmente, es una persona que no acepta la imposición, desconoce todo y a todos, por que él y su voluntad no se impusieron.

No hay que juzgar a la ligera la acción de los magistrados, y menos cuando todas las partes presentaron pruebas de souvenirs, de compras de votos, de coaccion de votos.

Y para tratar de ejemplificarlo un poco mejor, tomaré este caso: una persona no puede demandar por infidelidad pues ésta es muy difícil probarla, aún cuando uno lo vea, en casa y cama, con otra (o con otro, o cómo sea) si no tienes testigos; así es que si no entras con testigos y casi casi, con el juez... probar la infidelidad, es muy difícil, por ello se han hecho tantas modificaciones, pero pocos son los casos en los que se DEMUESTRA una infidelidad. Así pues por ahí va la resolución del TEPJF, para comprobar compra de voto, y anular la elección, se necesitaba "cachar in situ" la acción, y eso es prácticamente igual que demostrar infidelidad.

Ahora tomemos en cuenta que, si con la ley como está, para llevar un juicio, laboral, civil, etcétera, necesitas un buen abogado y buena suerte en México, en una situación que implica millones de personas, está más cabrón. ¿Qué procede? Pues lo trágico y cómico fue que a los actores políticos, les tocó una cucharada de su propia medicina.

Pero, qué nos queda, qué hace falta.

Pues que nos peguemos a legisladores, senadores y actores políticos para que se lleve a cabo una Reforma Política que nos beneficie a todos.

Pienso que si el cerdazo de Pablo Gómez, no se hubiera opuesto a las segundas vueltas, por la excusa chaquetera que dió, la historia, sería otra. Otro problema, una cosa es ser oposición y otra sólo oponerte por chingar... en fin puedo seguir y seguir... sólo espero que comprendan un poco el otro lado de la moneda, y dónde debemos incidir nosotros, como ciudadanos, para que no haya que elegir al menos pendejo.

Y por mi parte, mi malestar sería igual con cualquiera de los cuatro, nefastazos que estaban como candidatos.

viernes, 3 de febrero de 2012

Apartidista


Quiero, aunque sé que no debo y sería la última cosa que debiera de importar —para efectos de conocerme—, aclarar algo: no soy Panista, no soy Priísta, no soy Perredista, ni nada que se le parezca; no milito en ningún partido, no creo promesas hechas en una campaña, —equivalen a los “te amo” y a las promesas que se hacen cuando tienes relaciones sexuales; una vez que se termina la calentura, se les olvidan— hasta las últimas elecciones que participé, votaba por el menos malo.

Creo que esa no es la solución. Y ha sido la condena de México a la mediocridad. Realmente estoy harta de tener que leer plataformas políticas, propuestas y al final de cuentas, el candidato no tiene la calidad moral para sustentar y cumplir la plataforma, y sus promesas se las lleva el viento y el tiempo.

En ocasiones quisiera que a todos los mexicanos, como me pasa a mí, no los definiera un partido, y mucho menos un candidato, ni en su vida, ni en sus relaciones. Familias enteras se han dividido, por motivos políticos, y ellos, en fiestas, se divierten con nosotros y a nuestras costillas, se reparten los puestos, los botines, los impuestos, los recursos.

Ojalá como seres humanos, a esas personas, pudiera llegarles lo que pienso al respecto, decirles que me definen mis acciones, mi empatía con las personas, el trabajo cotidiano, la superación de los problemas y obstáculos que me pone la vida en mi camino. No tolero las injusticias y antes que nada, soy un ser humano, que jamás se peleará con sus seres queridos, por una vasca que sólo persigue el poder a toda costa.

Y algo que quiero que quede bien claro, no estoy en contra de ningún militante, de ningún partido, estoy en contra de la incoherencia, de los insultos, del poco criterio y de lo ilógico. No puedo desacreditar a una persona que quiera votar por Andrés Manuel López Obrador, pero tampoco al que votará por Enrique Peña Nieto o por Josefina Vázquez Mota. Sin embargo me asusta que el abstencionismo sea de más del 50%, que esos candidatos no le arranquen al ciudadano, las ganas de votar por ellos.

No acepto que me digan infantiladas e insultos por expresar lo anterior, o cuando hago notar las incoherencias de algún político, que no me gusta que las personas busquen que todo sea gratuito, amparándose en la “izquierda” mexicana, y por ello ponerme etiquetas, que son ridículas —Como muchos seguidores de Morena, que me dicen Panazi, oligarca, etcétera— o a lo absurdamente estúpido, diciendo que a mí me paga algún partido, activista o secta por decir lo que pienso.

Nunca, por una ideología política he denigrado, acosado y sobajado a nadie hasta cansarme. Y menos cohersionado a nadie para que deje de ser mi amigo, o deje de votar por quien su real y regalada gana le dé, ¡Porque eso se me hace tan infantil! Y espero que para las próximas elecciones del mes de julio, los seguidores de cualquier partido, eviten agredir, amenazar, atacar, lastimar o dañar a nadie. Tenemos derecho a tener diferencias políticas, ideológicas, pero ellas son sólo un aspecto, de los miles que tenemos.

Debemos entender que mientras se siga con ese tipo de interacción, seguiremos teniendo la Monarquía Democrática que tenemos. ¿Qué es una monarquía democrática? Los políticos que se perpetúan en el poder, cambiando de partidos, de cargos, de secretarías y chapulineando, ellos, sus hijos y ahora hasta los nietos, con tal de no perder el poder político. Y nosotros atacándonos, y desgraciándonos la credibilidad, cuando son ellos, los polìticos, no nosotros, el enemigo.

¿Qué hacer? 

Vota analizando las plataformas, al candidato y pregunta cómo lo van a lograr. Si ningún candidato te convence, no seas abstencionista, usa tu credencial como identificación, pero también como un instrumento para interesarte en que se escuche tu descontento. Es mejor votar por tu vecino, por tu abuelito, por ti mismo, o votar nulo, que no votar para nada. Y si haces esto último, tienes que andar atrás de tu legislador, de tu senador y que sepan, que los estás vigilando.

Por lo demás, no me agrada la gente que agrede porque políticamente se piensa diferente.

No me agrada la gente que agrede por que otra persona prefiere trabajar dignamente y no sangrar al gobierno, que a final de cuentas se maneja con dinero de los contribuyentes.

No, no estoy de acuerdo. No lo acepto. Es muy estúpido. Sobretodo porque a los políticos, no les interesamos un comino. Y la única opción que como ciudadanos tenemos, es, participar, interesarnos y actuar.

Para el político Mexicano, su Dios es el dinero y su amor es la impunidad.