viernes, 3 de febrero de 2012

Apartidista


Quiero, aunque sé que no debo y sería la última cosa que debiera de importar —para efectos de conocerme—, aclarar algo: no soy Panista, no soy Priísta, no soy Perredista, ni nada que se le parezca; no milito en ningún partido, no creo promesas hechas en una campaña, —equivalen a los “te amo” y a las promesas que se hacen cuando tienes relaciones sexuales; una vez que se termina la calentura, se les olvidan— hasta las últimas elecciones que participé, votaba por el menos malo.

Creo que esa no es la solución. Y ha sido la condena de México a la mediocridad. Realmente estoy harta de tener que leer plataformas políticas, propuestas y al final de cuentas, el candidato no tiene la calidad moral para sustentar y cumplir la plataforma, y sus promesas se las lleva el viento y el tiempo.

En ocasiones quisiera que a todos los mexicanos, como me pasa a mí, no los definiera un partido, y mucho menos un candidato, ni en su vida, ni en sus relaciones. Familias enteras se han dividido, por motivos políticos, y ellos, en fiestas, se divierten con nosotros y a nuestras costillas, se reparten los puestos, los botines, los impuestos, los recursos.

Ojalá como seres humanos, a esas personas, pudiera llegarles lo que pienso al respecto, decirles que me definen mis acciones, mi empatía con las personas, el trabajo cotidiano, la superación de los problemas y obstáculos que me pone la vida en mi camino. No tolero las injusticias y antes que nada, soy un ser humano, que jamás se peleará con sus seres queridos, por una vasca que sólo persigue el poder a toda costa.

Y algo que quiero que quede bien claro, no estoy en contra de ningún militante, de ningún partido, estoy en contra de la incoherencia, de los insultos, del poco criterio y de lo ilógico. No puedo desacreditar a una persona que quiera votar por Andrés Manuel López Obrador, pero tampoco al que votará por Enrique Peña Nieto o por Josefina Vázquez Mota. Sin embargo me asusta que el abstencionismo sea de más del 50%, que esos candidatos no le arranquen al ciudadano, las ganas de votar por ellos.

No acepto que me digan infantiladas e insultos por expresar lo anterior, o cuando hago notar las incoherencias de algún político, que no me gusta que las personas busquen que todo sea gratuito, amparándose en la “izquierda” mexicana, y por ello ponerme etiquetas, que son ridículas —Como muchos seguidores de Morena, que me dicen Panazi, oligarca, etcétera— o a lo absurdamente estúpido, diciendo que a mí me paga algún partido, activista o secta por decir lo que pienso.

Nunca, por una ideología política he denigrado, acosado y sobajado a nadie hasta cansarme. Y menos cohersionado a nadie para que deje de ser mi amigo, o deje de votar por quien su real y regalada gana le dé, ¡Porque eso se me hace tan infantil! Y espero que para las próximas elecciones del mes de julio, los seguidores de cualquier partido, eviten agredir, amenazar, atacar, lastimar o dañar a nadie. Tenemos derecho a tener diferencias políticas, ideológicas, pero ellas son sólo un aspecto, de los miles que tenemos.

Debemos entender que mientras se siga con ese tipo de interacción, seguiremos teniendo la Monarquía Democrática que tenemos. ¿Qué es una monarquía democrática? Los políticos que se perpetúan en el poder, cambiando de partidos, de cargos, de secretarías y chapulineando, ellos, sus hijos y ahora hasta los nietos, con tal de no perder el poder político. Y nosotros atacándonos, y desgraciándonos la credibilidad, cuando son ellos, los polìticos, no nosotros, el enemigo.

¿Qué hacer? 

Vota analizando las plataformas, al candidato y pregunta cómo lo van a lograr. Si ningún candidato te convence, no seas abstencionista, usa tu credencial como identificación, pero también como un instrumento para interesarte en que se escuche tu descontento. Es mejor votar por tu vecino, por tu abuelito, por ti mismo, o votar nulo, que no votar para nada. Y si haces esto último, tienes que andar atrás de tu legislador, de tu senador y que sepan, que los estás vigilando.

Por lo demás, no me agrada la gente que agrede porque políticamente se piensa diferente.

No me agrada la gente que agrede por que otra persona prefiere trabajar dignamente y no sangrar al gobierno, que a final de cuentas se maneja con dinero de los contribuyentes.

No, no estoy de acuerdo. No lo acepto. Es muy estúpido. Sobretodo porque a los políticos, no les interesamos un comino. Y la única opción que como ciudadanos tenemos, es, participar, interesarnos y actuar.

Para el político Mexicano, su Dios es el dinero y su amor es la impunidad.

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