sábado, 9 de octubre de 2010

Rincón

Estás en tu rincón,
mirándome como siempre;
sólo siento a mi corazón
intentando correr para tenerte.

Recuerdo tu rostro
intentando gritar lo que sentías;
pero en mis ojos te veías
como un chiquillo, adulto enamorado,
un niño que corría, hombre que huía.

Tus brazos que persiguen
el calor de mi cintura,
con el frío que congela
el fuego que nos quema.

Nuestras almas son gemelas,
los deseos son los mismos,
y no nos falta un compromiso
para saber que somos signos.

Sueño en el día,
vivo en la noche;
tu rincón es mi cama
y mi cuerpo tu casa.

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