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martes, 11 de febrero de 2014

Mortal, muy mortal.

En mi vida he tenido miedo a: que mi hijo muera, que pase por experiencias de vida muy feas, o que le quieran hacer daño; otros están relacionados conmigo, pero el que me quitó el sueño por casi un año ¿Qué se siente al morir? me costó muchos meses de meditar, de conciliar, de estar en paz.

Y esa paz se va cuando en días como hoy, en el que mi hijo me pregunta cuántos años voy a tener cuando él tenga 80, verlo a sus ojitos hermosos, no quererle decir que ya estaré en el panteón, que él lo adivine y se ponga a llorar, me hace sentir mortal y es inevitable pensar en lo que sucedería. Y pensar en morir antes de que mi hijo tenga, al menos, la edad suficiente para ser independiente, económica, social y emocionalmente, realmente me aterra.

Cuando nacemos, la única certeza que tenemos es que vamos a morir, ¿Qué se siente nacer? Nadie lo recuerda. Y morir entonces, es como nacer. Pero ahorita qué pasa por mi mente, en este año que cumplo 40 años, todo esto es una especia de crisis, es normal pensar estas cosas, qué tan frecuente es que a esta edad se piensen cosas como:

  • Quizá estoy a la mitad de mi vida y quizá ya viví más años de los que me faltan por vivir, que 40 años se me han ido rapidísimo, y los que me falten por vivir, son muchos, pero tan pocos para estar con mi enano. 
  • Todas las cosas que tengo en mi #BucketList y las voy a hacer: patinar en hielo, aprender a tocar la guitarra, tener un programa de radio, poner mi pastelería-cafetería, ir a Noruega a ver las auroras boreales, visitar el Vaticano, ir a París, regresar a Londres, publicar un libro, casarme, amar, tener mi familia franky con todo y perro viejo pastor inglés.
  • Quiero vivir hasta que mi hijo esté listo para que, si un día le falto, me extrañe, pero no me necesite. Que esté emocionalmente fuerte para que no le afecten las cosas que su padre suele hacer, que no requiera dejar un escrito en el que yo le niegue la patria potestad por ser un mal ejemplo de vida, un alcohólico irresponsable, insolvente económicamente y emocionalmente.
  • La vida pasa tan rápido que parece que suspiras, y avanzaste 10 años en cada suspiro. Todo pasa tan de prisa que, es un desperdicio de tiempo pelear, discutir, maldecir... toda una vida apenas alcanza para amar, para interesarte por el prójimo, para ayudar, mejorar, dejar la huella de amor que tanto requiere este mundo... 

Y entonces me interrumpo diciéndole a mi hijo: no llores, aquí estoy y te amo; y en un respirar profundo, un fuerte abrazo cobijó esas lágrimas de tristeza, que en un pequeño de 9 años desaparecen con los besos y mimos de mamá.

martes, 10 de enero de 2012

La devaluación de los héroes, la falta de ejemplos


Hace tres décadas los niños teníamos ejemplos sólidos, tanto de autoridad, educación y de buenas costumbres y con todo ello, se escuchaban historias que bien podrían haber sido leyendas urbanas. Nuestros héroes, que no eran dibujos animados, eran los cantantes, deportistas, artistas plásticos, literatos, payasos, magos y cualquier persona que gozaba de fama, se convertía en nuestro ejemplo, en un héroe. Y en ese tiempo al menos guardaba ese toque mágico, esa pauta ideal, que nos decía: “¡Por aquí!”.

En estos tiempos, en el que a los niños se les deben inculcar valores, buenos principios, todo está tan confuso, tan incongruente. Sí, alguien les dijo a los niños que tienen derechos, y afortunadamente eso detuvo mucho abuso contra los pequeños en éste país, y quizá en otros. Pero no todo son derechos, éstos implican las obligaciones, y ¿quién les inculca las obligaciones? ¿Qué hacen ahora, quienes se supone deben educar a los niños, quienes deben de ser sus guías?

Hoy los niños ven ejemplos en deportistas que por una razón u otra, son primera plana en cosas de mal gusto, en asesinatos algunos, en golpes a sus parejas; futbolistas que insultan, son promiscuos, secuestran; de luchadores vinculados con el crimen; artistas que se desnudan, dan shows de ebriedad y mala educación; criminales y narcotraficantes que acaparan las primeras planas de los diarios y revistas. Y un largo etcétera.

Como madre, eso es algo que me preocupa, pues, cómo le digo a mi hijo que eso está mal, que la prensa promueve criminales, que en la tele ya no hay esa distancia entre la violencia, la mala educación y los vicios de los héroes infantiles. Vaya, ni siquiera hay caricaturas o programas en los cuales, los niños puedan ver que hay cosas que no están bien, que no es correcto que sucedan.

Ya no existe un patrón, una guía que les sirva para entender qué está bien y qué está mal. ¿Cómo le pides a tu hijo que se porte bien, si su ídolo futbolista es un secuestrador? ¿Cómo le pides que respete, si en la serie de moda, lo que más se ve es la falta de respeto a los padres?; y si a esto le agregamos la ausencia paterna porque hay que trabajar, y entonces, por esas ausencias, la permisividad es total, entonces tenemos un niño o niña que hace lo que le venga en gana.

¿Le sumamos un poquito más? ¡Ok!... pero el papá que está ausente todo el día en el trabajo, le regala lo que quiere y le da la gana… Pero la mamá que había castigado al hijo porque no trabajó en la escuela, le pegó al amiguito… entonces se pelea el padre con la madre, pues es injusta y él no está con el niño y un largo etcétera en recriminaciones, que si tiene suerte el pequeño, los padres lo harán sin que los vea, y si no, la joda que le darán emocional al hijo se suma a todo lo que ya he dicho.

O cambiemos el panorama tradicional, el hijo que está todo el día en la escuela, llega la madre que se parte en diez todo el día para darle lo mejor a su hijo, y entonces para reponer su ausencia, le compra todo lo que el niño quiere, sin importar todo lo que ha hecho mal, sin corregirlo, sin compromisos, sin formación, sin límites, sin respeto.

O qué tal que hablamos de una familia disfuncional, un padre alcohólico, golpeador, abusador, agresor. Qué tal una madre alcohólica, drogadicta. O… ¡Alguien en este punto ya se ha dado cuenta de los monstruos que estamos engendrando y que serán verdugos de nuestra sociedad?

A mí me preocupa, me inquieta, me abruma pensar en todo esto. Me está costando trabajo educar y formar a mi hijo, me la paso tratando de contrarrestar lo que ve, lo que oye. Y no veo, y pocas veces leo en twitter, facebook, blogs, o medios de comunicación, que se interesen por este tema.

Y a veces creo, que tenemos mucho que hacer por los niños. 

sábado, 8 de mayo de 2010

Madre que odia vs. madre por amor.

Un par de días antes de que sea 10 de mayo, y en un territorio francamente hostil, debo admitir que desde que dejé de ser niña para convertirme en adolescente, los juegos de princesa se convirtieron en insultos hacia mi persona, y los días de dulces y juegos, se transformaron en majaderías y agresiones. Como niña, nunca supe qué fue lo que cambió, y ahora como ser humano menos, y mi actitud cambió, desde luego, nadie puede recibir agresiones y permanecer impávido y conforme con eso.

Dejé de ser la niña de mamá, para convertirme en la adolecente inconforme con ese maltrato y con esa falta de caridad, quizá más de comprensión, que en ese momento necesitaba. Un día dejé de ser niña, para ser rival. En qué, francamente lo ignoro, pues tan diferentes son mis gustos a los de mi madre, como el agua y el aceite.

Si bien uno de adolescente tiene el mundo patas para arriba, las hormonas a tope, crisis existencial por cada uno de los poros y el drama sentimental a flor de piel; lo que menos requiere un chaval es, una guerra por territorios en su propia casa y contra su propia persona, suficiente guerra es, verte en el espejo y encontrar un barro nuevo o ver que tu cuerpo de transforma cada día más.

Así las cosas, en mi vida tuve agresiones a diestra y siniestra, un paquete extra que cargar junto con las hormonas; un abuso sexual inconfesable, el cual a los 8 años supe, por un libro que me dio a leer mi padre, en dónde descubrí que no estaba bien, que no era la sobrina favorita y que eso, no lo hacía todo el mundo.

Desde entonces no he llevado nada bien con mi mamá la relación madre-hija, siempre han sido descalificaciones, desacreditaciones, maltrato verbal y físico, hasta acoso; una vez, con uno de los amigos que tenía después de que se divorció de mi papá, se atrevió a insinuar que él estaba muy viejo para mí, y casi me dijo que tenía prohibido pensar en acercarme a él con otras intenciones.

Recuerdo que estaba que me cargaba pifas, y en esos días llegó a mi vida el papá de Gabriel, mi hijo. Le pidió a su amigo "Coquis" que me escribiera poemas, que me mandara mensajes, y yo, de bruta, pensando que él era el indicado... desde luego pasa que me voy a vivir con él, y me embarace de volada -mal cálculo, destino, fallo, etc.- a mi vida llegó mi pequeño, y con él, el fin de las mentiras de su padre.

A los dos meses y días de nacido mi hijo, descubría a su papá en mi cama con otra mujer, no había sido la primera vez, pero tenía tanto terror a regresar con mi madre a su casa, que pasé la primera vez; hasta que no pude más. Aquello fue lo más bajo que pude padecer y no lo iba a aguantar siempre, y de ahí, comenzó mi carrera hacia el infierno que vivo ahora.

Yo sacaba a mi hijo en el canguro, en la carriola, lo llevé a la playa de bebé, y al regresar con mi madre, fue encierro, no lo saques, no le hagas, no esto, no lo otro y estaba tan mal, que lo permití, no reaccioné. Debí largarme, huir de ella como del mismísimo demonio. Hoy veo mi error y me duele, y siento que no puedo salir, es un muy infeliz círculo vicioso.

Ayer, se repitió la escena, golpes, insultos, gritos y mi hijo en primera fila. No lo puedo permitir más, no debe de seguir así. Lo peor es que no sé por dónde, no le veo la salida. Y voy a misa, oro, le entrego a Dios todo lo que no puedo resolver, y sé que saldré adelante, pero no es un año, dos, son ya veintitantos años de agresión constante, persistente, permanente contra mí.

Mi reto es de verdad, trabajar muchísimo para no ser como ella, y ser tolerante con mi hijo que es quien menos culpa tiene. Yo fui madre porque así lo quise, lo decidí. Pude abortar, pero yo sí deseaba a mi hijo con todo mi amor. Era feliz, lo esperaba con mucho amor. Y cuando lo veo tan chico, tan inocente, con esos ojos hermosos y grandotes, se que algo bueno hice en este mundo y que Dios me bendijo siendo madre.

Yo jamás podría maltratar a mi hijo, de la manera que mi madre me maltrata a mí.

miércoles, 5 de mayo de 2010

10 de mayo es siempre

A la madre que es médico, psicóloga, curandera, consejera, cómplice, amiga, líder, negociadora, comerciante, administradora, maestra, enfermera, asesora, ayudante, compañera, apoyo, tutora, modista, pintora y ángel de la guarda.

A la madre amiga, ejecutiva, ama de casa, intelectual, deportista, profesora, científica, intendente, cajera y servidora.

A la madre esposa, hija, abuela, tía, sobrina, prima, hermana; a la que está por dar a luz, a la que apenas lo sabe.

A la madre que deja todo por salir adelante, a la que deja las preguntas para después, a la que olvida las heridas aún cuando por años se mantengan abiertas; y lucha, y sale adelante por sus hijos.

A la que abandonaron, a la que engañaron, a la que perdió a su pareja, a la que decidió dejar el maltrato, a la que no le gustó más los golpes, a la que no aguantó más violencia verbal.

A todas, nadie nos enseña lo que significa sentarse junto a esa pequeña alma que se está formando bajo la tutela de una madre, y darle un abrazo y un beso cuando estás en paz y cuando estás en guerra, esperar a lo que hagas con el pequeño que Dios te ha prestado, le de amor y fe al mundo, y también la certeza de que construyes la esperanza de un mundo mejor.

Ser madre es ver al mundo con la fortaleza suficiente para enfrentar las pruebas difíciles de la vida y llevar siempre una palabra de amor, un mensaje de alegría y consuelo.

Ser madre es saber que cuando estás:
... triste, una sonrisa te alegra;
... alegre, compartes un abrazo;
... llorando, unas manitas te abren el camino a la esperanza;
... jugando con tu hijo, construyes un mundo fantástico;
... regañándolo, esperas que un día comprenda que es por su bien;
... en el parque, estás en una galaxia distante;
... viendo el atardecer, el amor es la mejor protección;
... observando su sueño, contemplas la paz;
... oyendo su voz, tu corazón escucha el canto de un angel;
... que no puedes más, aparece una señal en el cielo que dice "continúa"
... perdiendo la esperanza, te dice te quiero, y vuelves a nacer.

A ustedes, a ellas y a todas, feliz día de las madres, hoy y siempre.